Mali
Mali, cuna de las grandes civilizaciones del oeste de África, es considerado hoy día como uno de los países más pobres del mundo. Su renta per cápita es de 250 USD por habitante y año, es decir, que la mitad del país vive con menos de un euro diario.
El 36% de la población maliense vive por debajo del umbral de la pobreza. La esperanza de vida de sus habitantes es de 54,5 años, una de las más bajas del mundo. La mortalidad infantil es de casi el 20%. La malnutrición es la causa número uno de la mortalidad infantil.
La constitución garantiza el acceso gratuito a la escuela, pero sólo el 44% de los niños son estudiantes a tiempo completo. Las escuelas están a menudo lejos de las zonas rurales, y las clases están superpobladas. Hay una grave escasez de infraestructuras, así como de profesores cualificados.
Dos de cada tres niñas no saben leer o escribir. La tasa de abandono escolar de las niñas es muy alta, debido al alto número de matrimonios infantiles.
El 80% de la población trabaja en la agricultura. Sin embargo, las variaciones estacionales (los pozos se secan en febrero-marzo, y no vuelven a dar agua hasta junio-julio), dejan sin empleo temporal a muchos de los trabajadores agrícolas. La emigración de jóvenes que esto causa tiene consecuencias nefastas para el desarrollo.
El 30% de la población no tiene acceso a agua potable.